Luis Arroyo, estudiante del noveno semestre de la Licenciatura en Comunicación, ganó el primer lugar en la categoría ‘experimental’ del 14° Festival Corto Creativo de la Universidad de las Californias Internacional, con Causa falaz o lo que no se dice.

En septiembre pasado, el universitario grabó junto con su equipo, el colectivo independiente KRÚ -en ese entonces integrado por 12 personas-, el cortometraje basado en unas líneas de la autobiografía del cineasta Luis Buñuel, Mi último suspiro, que el cineasta español escribió con ayuda de Jean-Claude Carriére.

La joven promesa universitaria tomó un extracto del libro de Buñuel para convertirlo en un corto que narrara la historia de dos amigos generales que coincidieron durante un enfrentamiento entre villistas y carrancistas, en la época de la Revolución Mexicana, cada uno en bandos diferentes.

Tras el enfrentamiento, las tropas de Álvaro Obregón, en ese momento defendiendo el proyecto de Venustiano Carranza, ganaron. La tradición de la época consistía en fusilar al general de la tropa perdedora. Antes del trágico desenlace, los dos viejos amigos se reúnen para beber un trago. Durante la charla, el general derrotado le pide al vencedor que sea él quien acabe con su vida.

“Es un corto metaficcional. Es una especie de reflexión acerca de cómo hacemos cosas por razones que no siempre dependen de nosotros. La idea surgió tras leer esas líneas que me parecieron muy tristes; y para hacer un tributo al estilo de cine que hacía Luis Buñuel”, comentó​ Arroyo, quien se encargó de escribir y dirigir el cortometraje.

Este proyecto fílmico tiene una duración de ocho minutos, pero fueron alrededor de 15 horas de grabación; después vino el proceso de postproducción, mismo que terminó en mayo de 2016. Para junio, el colectivo incluyó el corto en una plataforma con inscripción a festivales. 

Actualmente, el universitario alista una nueva propuesta audiovisual, que tendrá un sello muy especial al ser su proyecto de titulación. La historia es acerca de un joven que, a través de un reportaje que transmiten por televisión, se entera de que su padre es infiel.

A Luis Arroyo le gustan los documentales y no descarta realizar uno. También le apasiona dirigir y tiene la firme convicción de escribir un largometraje.

Estudiar en esta casa de estudios, comentó, le ha dado la sensibilidad que se necesita para contar historias y hacer cine. Por ello, dijo, si tuviera que elegir otra vez dónde estudiar, sin dudar sería la IBERO.

“Tenemos la ventaja de recibir la parte humanista y teórica; es un ejercicio de reflexión que tenemos constantemente, en donde se nos enseña qué contar y cómo hacerlo. Hacer un trabajo mucho más discursivo que técnico”, aseveró. 

El premio que recibió lo siente como una especie de dicha infantil que nunca imaginó. El festival que otorgó el premio al alumno de la IBERO es único en su género, pues se realiza dentro de las salas de cine de una cadena internacional. Además, premia y exhibe en la pantalla grande trabajos realizados por estudiantes de diversas escuelas y universidades de México y el mundo.

Respecto al resto de los premiados, en la categoría ‘internacional’ ganó el corto iraní The Servant, del director Farnoosh Abedi. Mientras que en el 'nacional’, el triunfador fue Bienvenido hermano, del director Juan Carlos Rivera, de Guanajuato.

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Valentina González/ICM