Universidades jesuitas y su importancia en la educación superior en África

Jue, 15 Mar 2018
Las instituciones necesitan aprovechar las plataformas innovadoras de la tecnología digital para ofrecer una educación económica, accesible, de calidad y relevante
  • El padre Agbonkhiameghe E. Orobator durante su participación en el panel 'Universidades jesuitas: hacia la transformación del mundo

El padre Agbonkhiameghe E. Orobator habló sobre la importancia de los jesuitas en la educación superior en África, en uno de los paneles de la conferencia internacional 'Universidades jesuitas: hacia la transformación del mundo'.

Durante su participación, Orobator hizo referencia a la escasez de universidades y a la altísima tasa de analfabetismo de un continente de mil 200 millones de habitantes y de 54 países.

“La escasez de universidades e instituciones de educación superior nos pinta una imagen sombría de un continente en el que 17 millones de 128 millones de niños en edad escolar nunca verán las paredes de una escuela; 12 millones de jóvenes entran al mercado del trabajo anualmente para competir por 3 millones de empleos; y la mitad de los 10 millones de estudiantes que se gradúan anualmente están desempleados”, detalló el padre con ayuda del informe del Banco Africano de Desarrollo y Organización Internacional del Trabajo.

La participación de los jesuitas en la educación superior en África data de hace varias décadas. En la actualidad, las existen siete instituciones que representan el trabajo de los jesuitas africanos en la educación superior:

1. L’Université Loyola du Congo (DRC)

2. Centre de Recherche et d'Action pour la Paix (Côte d’Ivoire)

3. Institut de Théologie de la Compagnie de Jésus (Côte d’Ivoire)

4. Hekima University College (Kenya)

5. Magis University (Madagascar)

6. Charles Lwanga College of Education (Zambia)

7. Arrupe Jesuit University (Zimbabwe)

La Universidad Jesuita de Loyola es un desarrollo activo en Nigeria 

Además, también son centros para la formación de jesuitas y han existido y funcionado como instituciones de educación superior con varios grados de acreditación y reconocimiento por parte de las autoridades oficiales. 

El padre Orobator destacó cinco elementos para que estas universidades puedan convertirse en agentes de cambio efectivas:

PRIMERO.  En el contexto de África, la naturaleza, identidad y objetivo de la educación superior no puede ser otra cosa que africana, y debe servir a África.  Las realidades que dan forma a la misión de la educación superior en África son locales y contextuales, tales como la escasez de instituciones de educación media superior de calidad para la enorme población de jóvenes en África, la necesidad de un currículo  contextual  y específico y programas con contenidos que den respuesta a la situación social, económica, cultural y política del continente, al desafío planteado por las disfuncionales instituciones públicas de educación media superior y a la solicitud y apoyo de los padres o exalumnos de las escuelas secundarias jesuitas  que desean la continuidad de la educación secundaria a la educación superior.

SEGUNDO.  Sin embargo, sería engañoso considerar a África como una entidad estática, cerrada y monolítica.  Incluso con la debida atención a los elementos de una rica cultura africana, una historia y una serie de desafíos, hay espacio para desarrollar mejores prácticas y exitosos modelos de educación superior para el beneficio del continente en un mundo altamente globalizado y en red.

TERCERO.  Por consiguiente, una universidad es necesariamente una empresa de colaboración.  “Un dedo no puede atrapar un piojo en el pelo” y “si un dedo toca el aceite, mancha a los demás”.  Una universidad no sólo crea un espacio para una colaboración local, sino que, lo que es más importante, establece un espacio para la creación de redes a escala global, precisamente porque “hoy en día muchos problemas son de naturaleza global y por ende requieren soluciones globales”. (Congregación General 35, decreto 5, no. 17).

CUARTO.  Teniendo en cuenta la naturaleza privilegiada para acceder a la educación superior, una universidad debe preocuparse por atender las necesidades de los pobres. La dolorosa y perturbadora realidad de la pobreza generalizada es, a la vez, un catalizador y un desafío para el desarrollo de la educación superior en África.  Más allá de ofrecer becas a estudiantes pobres y meritorios, los enfoques creativos e innovadores para el desafío que presenta la pobreza deben incluir la educación de una sociedad que valore la equidad y la justicia, y emprender una misión para crear condiciones socioeconómicas y políticas justas y equitativas para que los marginados y desfavorecidos prosperen en libertad y dignidad.

QUINTO. Una universidad transformadora en un continente con grandes poblaciones rurales de bajos ingresos necesita aprovechar las plataformas innovadoras de la tecnología digital para ofrecer una educación económica, accesible, de calidad y relevante.

En este sentido, el padre concluyó que la misión de una moderna universidad jesuita en África concuerda con la misión de cualquier otra universidad jesuita en cualquier parte del mundo:

  1. La aplicación de la Pedagogía Ignaciana hacia la formación de mujeres y hombres conscientes, competentes, compasivos y comprometidos.
  2. El cambio de las estructuras sociales a través de la educación empresarial.
  3. El impulso a la escolaridad y las investigaciones multidisciplinarias e interdisciplinarias que enfaticen la importancia de la excelencia intelectual y la profundidad al servicio de las necesidades de las sociedades marginadas.
  4. El fortalecimiento de una comunicación respetuosa y tolerante, el discurso público y el diálogo que conducen a una excelente organización y un gobierno justo en la sociedad al proporcionar, por medio de una variedad de foros, una asamblea pública neutral.
  5. Ofrecer servicio directo a los pobres y marginados, al trabajar conjuntamente con las iniciativas apostólicas actuales que apoya la Compañía de Jesús.
  6. Ser africano, jesuita, ignaciano y católico, con un fuerte enfoque en Cura Personalis o cuidado de la persona, ser una opción para los pobres y marginados, promover la universalidad dentro de la comunidad académica mundial de los jesuitas, tener una perspectiva global, integridad operativa financiera, apertura hacia todas las personas e integridad académica y libertad.

Cristoper Enríquez/ICM

 

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